lunes, 22 de febrero de 2016

De la vanidad de las palabras

En este ensayo Montaigne nos habla de la retórica, de ella nos dice que podemos hacer creer que hemos ganado, por ejemplo, una pelea cuando estamos derrotados en el suelo, debido a su poder de persuasión y engaño que ejerce sobre las personas. En Esparta lo consideraban como un arte falso mientras que por los mahometanos no es aceptado y creen que es inútil enseñárselo a sus hijos. La retórica sirve como método de engaño y persuasión sobre las poblaciones ignorantes.

César y Pompeyo, grandes gobernantes de la antigüedad usaron la elocuencia para alcanzar los puestos que ostentaron, está elocuencia fue muy desenvuelta en Roma. Las comunidades manejadas por Monarcas, se dejan manejar con palabras y discursos agradables para el que las lee, en otros lugares como Persia o Macedonia no apareció ningún retórico de prestigio.

Como se dice en el texto, las palabras hacen resaltar los hechos, a muchos personajes históricos se los ha colocado en altos lugares por su forma ingeniosa de hablar, como Platón que ganó el sobrenombre de el Divino.

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